viernes, 17 de septiembre de 2010

Desquiciada propuesta del Diputado del Común

Diario de Avisos 17/09/10
(Art. de opinión de Alfonso González Jerez a la propuesta del Diputado
del Común en el día de ayer)
El señor Manuel Alcaide, que se balancea como un viejo caballero sureño en la mecedora del Diputado del Común, mientras sus negros cosechan informes que luego utilizará como tabaco de pipa, acaba de brindar otra de sus luminosas ideas: uniformar a los funcionarios públicos. Ya se sabe que los funcionarios públicos mantienen la producción cafetera de Brasil porque se pasan las mañanas vagabundeando por los baretos. Si se les impusiera un uniforme -como en la Rusia zarista o en la Corea de Kim Jong Il- no podrían ocultar su criminal y generalizado abstencionismo. Por supuesto, esta medida requeriría de la colaboración de los propietarios y empleados de las cafeterías, que estarían legalmente obligados a comunicar la presencia de los delatadores uniformes a la Policía Nacional, la Guardia Civil o la Policía Autonómica. La que llegue antes desde el bar de al lado.


- ¿Sí? ¿La policía? Mire, los llamo desde El Imperial. Hay aquí dos funcionarios desayunando.

- ¿Están desayunando o simplemente toman un café?

- ¿Un café? Uno se está mandando un bocadillo de pollo y otro un cruasán mixto. Cada uno está armado con un carajillo.

- Joder. Estonces son peligrosos. No se ponga nervioso y póngales lo que le pidan. Mandamos una unidad enseguida.

Yo creo que la natural modestia y la discreción característica del señor Alcaide le han impedido desarrollar completamente las ricas posibilidades de su sugerencia. El uniforme como instrumento estigmatizador y chivato muestra un amplio abanico de oportunidades. Los inmigrantes en trámite de legalización, por ejemplo, podrían llevar un saco de papas como traje obligatorio. Los malos dentistas andarían con polainas. Los abogados sinvergüenzas deberían aprovisionarse únicamente con chaquetas marengas de Emidio Tucci. Los padres que no hacen los deberes con sus hijos vestirían de morados, los cornudos de verde, los que están hartos de procesiones y fiestas patronales de negro, los periodistas (todos) de arlequines. Quizás fuera más económico retomar la estrella de David, de color amarillo y en el pecho, y distinguir simplemente a las personas decentes y temerosas de Dios de los perdidos sin esperanza. Sólo me queda la duda de cómo uniformar a un individuo con la suficiente desvergüenza como para llevar y cobrar casi cuatro años en funciones y soltar vejatorias necedades desde su impunidad camastrona. Quizás lo mejor sería dejarlo en pelota picada.

1 comentario:

  1. Lo peor de estos comentarios del Diputado del Común es la enorme falta de respeto ante el trabajo de tantos empleados públicos en Canarias

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